No no no!!! NO voy a platicar, comentar o citar algo negativo de mi estancia en Zipolite, por la simple razón que NO hubo incidente alguno. Todo lo contrario. Esta visita a Zipo fue muy agradable. Desde que entras caminando por el adoquin te sientes como en casa, donde puedes elegir desde un hotel caro hasta el más económico. Todo es cuestión del bol$illo de cada quién. Yo estuve en varios hoteles del lugar. Quería experimentar. Algunos hasta servibar y cocineta ofrecieron. Aire acondicionado. Televisión. Todos los servicios. Pero, hubo uno que me hizo recordar las primeras veces que visite este paradisíaco lugar. El Shambhala fincado sobre una zona alta del lado derecho de esta famosa playa. Yo amo lo rústico, lo informal, la madera, las palmas, cero lujos. Dormir en una cabaña en este lugar es una mágica experiencia, cuando dentro de ella respiras tranquilidad, paz, cordialidad contigo mismo. Allí dentro puedes leer, escuchar música, pensar, meditar, reflexionar o tirarte sobre la hamaca y ponerte a contar las estrellas que cuidan de tu estadía. De día o noche vivir en el Shambhala es un regalo de Dios. Visitar su Loma de Meditación es otro premio, desde donde se puede estremecer uno con la puesta del sol. Esto es Zipolite. Esto es vivir agradecido con la vida. Esto es lo que a mi me gusta vivir.
La playa de los muertos, significado de la palabra Zipolite, me invitó a caminar descalzo, desnudo, dejándome acariciar por los rayos del sol de enero. La gente va y viene. Muchos en traje de baño, otros sin él. Observé la impresionante actitud natural de un naturismo único. Nadie ve a nadie con mirada acusadora. Al contrario, todo mundo admira la desnudez con amplia naturalidad. Y esto es de agradecerse. Vigilancia? Vi un par de ellos en moto. No hay necesidad. Todo mundo en este lugar se respeta, se cuida, se aprecia. Hay tanto bonito que hablar de Zipolite que ya lo haré en otra ocasión. Si quieres conocerlo vive la experiencia. Vive tu experiencia. Vive el paraíso.